Dicen que antes y después de la tormenta viene la calma, yo puedo asegurar que aquella frase es cierta, ya que tiempo antes de que Miyano hiciera algo, gozamos de relativa paz en la casa, y digo relativa, porque el ambiente era pesado, la gente solo callaba, no sonreían, no murmuraban, y dentro de toda la quietud, solo Kaien se dedicaba a sacarnos sonrisas de vez en cuando. ¿Por qué todo estaba en relativa paz? Miyano había decidido dedicar un tiempo para investigar al amante de la señora Hanako, era un secreto a voces que todos en la mansión sabían, pero que nadie se negaba a creer, por la simple razón de que ndie pensaba que Miyano se rebajara a tal punto en el que necesitara investigar a un pobre diablo para saber que era lo que estaba pasando con su esposa; pero esa era la realidad, aquello estaba pasando de verdad y ni como darle remedio.
En cuanto a Hanako, ella también se negaba a si quiera pensar que Miyano pudiese hacer algo, no tanto porque la amara, porque ella no creía que Miyano estuviese loco por ella, y por ende, a ella le ataba nada a él. Miyano por su parte se encargaba de dejar saber solo lo que él quería que supieran y así seguimos, hasta que el llanto estalló, Hanako se volvió una loca porque el amante la había dejado y el señor de la casa comenzó a borrar todo rastro que quedara de cualquiera de los que estábamos ahí, incluyéndose; la señora fue arrastrada hasta una habitación, y en ese momento el tiempo se detuvo para aquella mansión.