Roto

/ jueves, 6 de octubre de 2011 /

Dicen que antes y después de la tormenta viene la calma, yo puedo asegurar que aquella frase es cierta, ya que tiempo antes de que Miyano hiciera algo, gozamos de relativa paz en la casa, y digo relativa, porque el ambiente era pesado, la gente solo callaba, no sonreían, no murmuraban, y dentro de toda la quietud, solo Kaien se dedicaba a sacarnos sonrisas de vez en cuando. ¿Por qué todo estaba en relativa paz? Miyano había decidido dedicar un tiempo para investigar al amante de la señora Hanako, era un secreto a voces que todos en la mansión sabían, pero que nadie se negaba a creer, por la simple razón de que ndie pensaba que Miyano se rebajara a tal punto en el que necesitara investigar a un pobre diablo para saber que era lo que estaba pasando con su esposa; pero esa era la realidad, aquello estaba pasando de verdad y ni como darle remedio. 

En cuanto a Hanako, ella también se negaba a si quiera pensar que Miyano pudiese hacer algo, no tanto porque la amara, porque ella no creía que Miyano estuviese loco por ella, y por ende, a ella le ataba nada a él. Miyano por su parte se encargaba de dejar saber solo lo que él quería que supieran y así seguimos, hasta que el llanto estalló, Hanako se volvió una loca porque el amante la había dejado y el señor de la casa comenzó a borrar todo rastro que quedara de cualquiera de los que estábamos ahí, incluyéndose; la señora fue arrastrada hasta una habitación, y en ese momento el tiempo se detuvo para aquella mansión.

Traición

/ jueves, 29 de septiembre de 2011 /


Por el tiempo en el que la familia pasaba por los problemas maritales, yo me dediqué a dejar a Kaien ajeno a todo aquello, él se la pasaba aferrado a mí, dormíamos juntos, nos bañábamos juntos, hacíamos prácticamente todo juntos, al grado en que el uno no podía comer si no estaba el otro; no era algo que me molestara, hasta esos momentos estaba probando el amor de hermanos que nunca pude gozar con mi propia familia, por rumores y cuentos del pasillo se comentaba que la persona con la que Hanako se encontraba era un hombre considerablemente más joven que ella (un escándalo siendo dos o tres años de diferencia a lo mucho); los nombres eran variados, producto de aquellos rumores de los que solo se saben contadas cosas, algunos decían que el hombre era un sirviente, otros que era un conocido de Japón, algunos más que era alguien que estaba, quien quiera que fuese la persona, cualquier supuesto fue muerto en un lapso de menos de una semana, a manos directamente de Miyano.


Cabe mencionar que en algún punto de la historia las cosas llegaron a aclararse, el verdadero nombre de la persona llegó a oídos de Miyano, dando comienzo al infierno personal de Hanako.

Amantes

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Las cosas se estaban saliendo de control, y si algo odiaba Miyano, era precisamente eso, no tener el control de todo cuando él lo requería; podría verme muy atrevido para pensar distintas cosas, pero yo era un niño, no era ciego, mucho menos tonto, y siendo Miyano una persona tan querida para mí, yo no era ajeno a qué era lo que estaba pasando.

Con el imperio Sagasti a medio construir, el señor de la casa ahora estaba en la mira, no  solo de la mafia italiana, sino de todos los inversionistas y empresarios de Italia e Inglaterra, por tanto, era común ver reporteros, paparazzis y demás personas acechando la casa, mismos a los que no se les escapaba nada, y de pronto un día... corrió el rumor de que Miyano tenía un amante. No pasó mucho tiempo antes de que Hanako se enterará y la bomba estallara en casa, pero nadie se metió, eran cosas por las que no valía la pena meter la cuchara, mera necedad de la señora, aquel era un pleito que ella misma sabía que no podía ganar, al menos no con Miyano de enemigo. Pero al cosa no terminó ahí, cual mala novela de televisión abierta, los rumores de que la señora Hanako ahora tenía un amante también no tardaron en llegar, y eso era algo que Miyano jamás le perdonaría...

Gomitas de azúcar

/ sábado, 17 de septiembre de 2011 /
Todo mi tiempo se lo llevaba Kaien, aunque él siempre con sus vestidos de niña, decía que no le molestaban y que aquellos eran para que su papá lo quisiera. No recuerdo otra vez en la que yo me haya sentido triste como aquella, recuerdo que lo tomé en brazos y lo cargué, saliendo con él a la calle para ir hasta una dulcería, bajé a Kaien y lo tomé de la mano, comenzamos a mirar los dulces, yo no tenía mucho dinero entonces, pero claro, me sentía rico. Miramos el lugar y Kaien me pidió con ojos brillosos si pudiese comprarle unas "de esas", las miré, eran gomitas de azucar. Sonreí, tomándolo en brazos para ir con el tendero y comprar una libra de gomitas, gomitas de azúcar. Nos dieron una bolsa de papel y salimos de aquel lugar con nuestras gomitas de azúcar.

Kaien aún no quería regresar a casa, así que caminamos por el parque hasta sentarnos en una banca, yo le di la bolsa de gomitas y el la abrió ofreciéndome una, la tomé mirando el parque sin especial atención, voltee de nuevo a Kaien, mirando que veía las gomitas con fascinación -Debes comerlas, son dulces- tomé una gomita y se la puse en la boca, él comenzó a comer cuando escupió la gomita en su mano enseñándomela -Ya- me reí, le había quitado toda el azúcar. Tomé la gomita de sus manos para comérmela, y desde entonces, aquella fue nuestra forma especial de comer gomitas.

La educación a lo japonés

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Los abuelos Yamaguchi tardaron mucho tiempo en saber que era lo que estaba pasando en la mansión, y con mucho tiempo, quiero decir cerca de 4 años, cuando ya era imposible hacer algo, antes de que pase a lo siguiente, dentro de la casa, comenzaron a llegar sirvientes, todos regalos de la familia Yamaguchi, con tal de seguir atendiendo a Kaien aunque fuese a distancia.

Muchos de los sirvientes eran japoneses y se entendían perfectamente con el pequeño niño, a mi jamás me hicieron menos o a un lado, al contrario, me trataban como si fuera el mismo Kaien, y aquello era bastante grato para mí.

En cuanto a Miyano, no parecía tener la más mínima de consideración con el niño, aceptó que le educaran incluso, pero no se si en estos momentos pensar que aquello era para bien o para mal. Tan pronto como Kaien comenzó a leer, comenzaron a enseñarle a escribir, a sumar, a restar, a multiplicar, a dividir. Había veces que veía a él mirarme con sus ojos suplicantes para seguir de la mano a aquellos maestros.

Yo por lo menos no aguante, y decidí ir a clases con él, nadie se opuso, y Kaien se alegró de que yo estuviese ahí, pero con todos aquellos maestros, a mi se me hacía difícil llevar el ritmo que ellos llevaban con Kaien, empezaba a preguntarme quiénes eran los verdaderos tiranos.

Ki-chan

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Kaien regresó a sus dos años a aquella casa, curioso y siempre extrañando a sus abuelos, el niño se la pasaba la mayor parte del tiempo en la biblioteca o en el jardín; no hacía ruido, no molestaba, era demasiado acomedido, no pedía de comer y procuraba no acercarse a molestar a nadie; aún así, el odio para con él dentro de la casa seguía creciendo, Miyano no lo soportaba ver cerca y se alejaba de él cada que podía, aquello, un niño como Kaien, lo sentía, y era cuando daba la vuelta y se iba al jardín a pedir que le regresaran a sus abuelos.

Aun con todo, su madre no pudo ser indiferente mucho tiempo a él, el instinto le ganó y poco a poco comenzó a relacionarse con Kaien, empecé a ver como aquel niño sonreía y prestaba atención a todo lo que se le decía, a tal grado que a mí me agradaba estar con él... y como si aquello no fuera lo suficientemente extraño, Kaien se la pasaba buscándome, jamás se acercaba demasiado, pero de lejos asomaba su cabecita para mirarme, actitud que hasta ahora no entiendo.

Como era de esperarse, Hanako comenzó a reaccionar ante los desplantes que Miyano le hacía al pequeño bebé que no tenía la culpa de su mal humor, aquel día y con toda la burla del mundo, Miyano le dijo que él quería una niña... gracias a eso, al día siguiente, Kaien lucía hermosos vestidos.

Bienvenido a casa, Kaien

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Dos años se pasaron en monotonía: yo iba a mis clases, Miyano fumaba, Bastián estaba desaparecido, Hanako dormía o lloraba, lo que pasara primero. Aunque debo recordar, las primeras semanas, ella se la pasaba llorando y lastimándose a sí misma, preguntándose por qué le había dado la espalda a su pequeño bebé, por qué había dejado que se lo llevaran, los sollozos eran siempre tan iguales que Miyano se acostumbró pronto a ellos, y durante esos dos años nada extra pasó, salvo que, Sagasti cayó en picada, el dinero se acababa poco a poco y por alguna razón "desconocida" la mafia le había dado la espalda a Miyano; acostumbrados ya al estilo de vida que habíamos llevado, Miyano se dedicó a tomar medidas, tendría que pedir una disculpa al clan Yamaguchi, pero claro, nada era tan fácil como sonaba.

Miyano habló primero con Hanako, ¿Qué fue lo que le dijo? Probablemente que la amaba, después de aquello, volvieron a ser la pareja feliz, era tan extraño verlos ser de nuevo como eran al principio, y de nuevo me sentí desplazado.

Hablaron con los abuelos de Kaien, y pidieron que les regresaran al bebé, una orden judicial y una prueba de ADN fueron suficientes para hacerlo, y ni si quiera el poder de la familia Yamaguchi pudo contra las leyes de la justicia en Inglaterra y así, el pequeño volvió a donde nadie lo quería...

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