La educación a lo japonés

/ sábado, 17 de septiembre de 2011 /
Los abuelos Yamaguchi tardaron mucho tiempo en saber que era lo que estaba pasando en la mansión, y con mucho tiempo, quiero decir cerca de 4 años, cuando ya era imposible hacer algo, antes de que pase a lo siguiente, dentro de la casa, comenzaron a llegar sirvientes, todos regalos de la familia Yamaguchi, con tal de seguir atendiendo a Kaien aunque fuese a distancia.

Muchos de los sirvientes eran japoneses y se entendían perfectamente con el pequeño niño, a mi jamás me hicieron menos o a un lado, al contrario, me trataban como si fuera el mismo Kaien, y aquello era bastante grato para mí.

En cuanto a Miyano, no parecía tener la más mínima de consideración con el niño, aceptó que le educaran incluso, pero no se si en estos momentos pensar que aquello era para bien o para mal. Tan pronto como Kaien comenzó a leer, comenzaron a enseñarle a escribir, a sumar, a restar, a multiplicar, a dividir. Había veces que veía a él mirarme con sus ojos suplicantes para seguir de la mano a aquellos maestros.

Yo por lo menos no aguante, y decidí ir a clases con él, nadie se opuso, y Kaien se alegró de que yo estuviese ahí, pero con todos aquellos maestros, a mi se me hacía difícil llevar el ritmo que ellos llevaban con Kaien, empezaba a preguntarme quiénes eran los verdaderos tiranos.

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