Dos años se pasaron en monotonía: yo iba a mis clases, Miyano fumaba, Bastián estaba desaparecido, Hanako dormía o lloraba, lo que pasara primero. Aunque debo recordar, las primeras semanas, ella se la pasaba llorando y lastimándose a sí misma, preguntándose por qué le había dado la espalda a su pequeño bebé, por qué había dejado que se lo llevaran, los sollozos eran siempre tan iguales que Miyano se acostumbró pronto a ellos, y durante esos dos años nada extra pasó, salvo que, Sagasti cayó en picada, el dinero se acababa poco a poco y por alguna razón "desconocida" la mafia le había dado la espalda a Miyano; acostumbrados ya al estilo de vida que habíamos llevado, Miyano se dedicó a tomar medidas, tendría que pedir una disculpa al clan Yamaguchi, pero claro, nada era tan fácil como sonaba.
Miyano habló primero con Hanako, ¿Qué fue lo que le dijo? Probablemente que la amaba, después de aquello, volvieron a ser la pareja feliz, era tan extraño verlos ser de nuevo como eran al principio, y de nuevo me sentí desplazado.
Hablaron con los abuelos de Kaien, y pidieron que les regresaran al bebé, una orden judicial y una prueba de ADN fueron suficientes para hacerlo, y ni si quiera el poder de la familia Yamaguchi pudo contra las leyes de la justicia en Inglaterra y así, el pequeño volvió a donde nadie lo quería...
Bienvenido a casa, Kaien
by
Sayuki Kisaragi
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sábado, 17 de septiembre de 2011 /
Posted in
Abbadon Mashit,
De dolor y secretos,
De separaciones y obligaciones,
Hanako Yamaguchi,
Kaien Sagasti,
Miyano Sagasti,
Yamaguchi
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