No puedo mentir, realmente jamás me traumó demasiado el ver a aquel hombre morir frente a mí, de hecho, no tenía ningún tipo de pesadillas con respecto a eso, jamás supe si era bueno o no, solo entendí que aquello servía para trabajar en aquel lugar, y con tal de ayudar a Miyano, seguiría de ese modo. Unas cuantas semanas pasaron, y aquella gran empresa pasó a ser completamente de Miyano, ¿Qué sucedió con ella? No lo sé, solo fuimos un par de veces y después nada.
Regresamos a Sicilia, al parecer tenían más trabajo para él, no supe contar cuantas personas había matado ya para ese entonces, en razón de menos de un mes, Miyano había comenzado a hacer de su nombre una leyenda dentro de la Cosa Nostra, sin embargo nunca llegó demasiado lejos, tan pronto como regresamos a Sicilia, las cosas comenzaban a cambiar para él y para mi.
¿De mi padre? Hacía rato que no sabíamos nada de él...
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